jueves, 20 de diciembre de 2007

Antiyo

Hay días que no consigues ver el lado bueno de las cosas. Días en los que te analizas de manera menos benevolente, días duros en los que es difícil salvarse de cualquier autocrítica. Una mirada fría y distante hacia mi misma me devuelve una imagen terrorífica. Ganas de huir hacia alguna parte y no llevarme conmigo. No tengo ni idea de quien dijo aquello de que sólo sé que no sé nada. Google me ayudaría en un momento, como hace tantas veces, pero no sería más que una ayuda y eso es justo lo que no quiero hoy. Tengo 28 años y no tengo ni idea de nada, de nada. Podría matizar esta frase hasta el punto de hacer ver que algo sé, que no soy del todo una ignorante pero hoy ya dije, hoy salí de casa con un objetivismo espantoso.
Objetivismo que me lleva a la verdad, para el resto de los días que no son hoy yo elegí ser feliz en mi vida rodeándome de mentiras, es cuestión de supervivencia. Uno no consigue ser feliz de todas formas pero en la ignorancia la vida resulta menos dura.
Y sólo sé que no sé nada. Ayer hablaba de encontrar un lugar, un lugar donde estar cómoda. Un lugar en el saber, un lugar físico, al fin y al cabo es casi lo mismo. Dejar de vivir de prestado.