jueves, 18 de octubre de 2007

La ascensión del Gran Mal

Volví al fnac con algo de dinero en mis bolsillo y abrí un comic que luego no pude dejar de nuevo en la estantería. Tal vez haya gente que siga pensando que los comics son una tontería, una cosa de niños. No pretendo cambiar a nadie de opinión, sólo que hay veces que con pocas palabras y unas cuantas imágenes el comic te hace sentir algo tan especial que no puede compararse a un libro, ni siquiera a un buen libro, los comics son otra cosa. A veces son como la esencia del amor o de la magia, o de los sueños y entonces los abres y te zambulles, y sientes y la verdad es que en ese momento te hacen ser feliz. Alguien dijo que se puede ser feliz con muy poco. Supongo que sí pero a veces uno no se da cuenta.
Ahí dejo el Prefacio de La Ascensión del Gran Mal de David B.Su sinceridad y su pureza me hizo llorar y pensé que sería bonito tenerlo aquí.

París, 2 de octubre de 1996

Querido David:

Me has pedido a mí, a tu hermana pequeña, que escriba este prefacio. He aceptado sin dudarlo, adulada y conmovida. Y es que amo profundamente lo que has conseguido.Has transportado a las viñetas de este álbum las sombras de nuestra infancia. Yo no soy como tú, no tengo esos recuerdos tan densos y extensos. Mi memoria es como la pepita de una fruta , compacta y oscura, que contiene todo mi saber. La única certeza de mi vida es la enfermedad de Jean- Christophe: la epilepsia del gran mal. Por otra parte, es algo que no deja de ser curioso, ya que siempre me la imaginé como una poderosa pepita alejada en los meandros de su cerebro.

Tú siempre le diste gran importancia al detalle exacto, al reconstrucción fiel. Recuerdo toda la documentación histórica que acumulabas en tu cuarto y que te servía para reproducir en tus dibujos el traje de un soldado, la gualdrapa de un caballo...Cuando eras pequeño, querías ser "profesor de historias". Lo has conseguido.

A veces, alguien me pregunta: "¿Cómo está tu hermano?"

"Bien, está bien...", digo y paso a enumerar una serie de datos sobre lo que hacer, sobre tus proyectos, sobre tus amores. Es entonces cuando mi espíritu se divide y respondo a esta pregunta en mi interior, refiriéndome a mi OTRO hermano. Pero nadie conoce a mis dos hermanos, y mi segunda voz queda estrangulada a medio camino entre el corazón y la garganta.

Quisiera hablar de nosotros. De nosotros tres. Éste es el recuerdo que me es más querido: haz memoria, estábamos en Bourges, en casa de los abuelos. Los tres dormíamos en el mismo cuarto. Jean- Christophe junto a la puerta, tú a su izquierda y yo en la cama pequeña al lado del armario. Tito, Fafou y Sicoton.

Apenas apagaba la luz, aterrizábamos en el planeta Marte y cada uno describía lo que veía: seres extraordinarios, monstruos a los que hacíamos huir... porque éramos grandes cazadores. Desvariábamos en voz baja formando un coro fraternal e infantil. Acabábamos con gigantescos banquetes de muslos de dinosaurio y sandías gigantes , antes de sumirnos embriagados en el sueño que terminaba con esa unión fugitiva y cristalina.

Y ya está. Tras todas nuestras epopeyas, me he convertido en personaje de historieta y maestra de escuela. A veces, me cruzo con niños que se nos parecen.

3 comentarios:

nomesploraria dijo...

Buenos días!!!!!!
A mí sí me gustan, aunque ahora los lea poco.
Me apasionaba Tintin y más adelante el genial Corto Maltese del gran Hugo Pratt.
Tomo nota de tus recomendaciones.

besos besos

:)

Carlos Magro dijo...

Precioso y emocionante...*

Kurtz dijo...

Para mí los cómics (ahora le llaman historias gráficas)son infancia y adolescencia. Luego dejé paulatinamente de leerlos pero sigo conservando ejemplares de el víbora, Cimoc, Marvel, DC, Conan el bárbaro, de Max, Manara, Miller.... y de vez en cuando los releeo con nostálgia.
Nada puede igualar el impacto visual de un cómic, de hecho el cine lo imita abiertamente, en algunos casos, copian viñeta a viñeta.
El prefacio es emocionante.